Tamaño: (A5) 14,5 x 21 cm
Materiales: Piel reciclada Spectro - Antilope
• El precio no incluye la colocación de la gema
• 72 hojas cuadradas
• Cuero impermeable - no absorbe agua
Los manuscritos medievales eran enormes libros de madera y pergamino con temas religiosos, políticos o legendarios. Los escribían e ilustraban los monjes, llamados escribas. Los manuscritos son especialmente conocidos por su rica ornamentación. Los más famosos e interesantes son los llamados marginalia, o dibujos humorísticos en los márgenes. Los más extraños se conocen como droleries.
Los monjes daban rienda suelta a su imaginación. Las pinturas representan, entre otras cosas, animales antropomorfos, luchas en torneos caballerescos o brutalidades... personas (por ejemplo, decapitándolas). A los escribas les gustaban especialmente los conejos. Al parecer, la representación de un animal tan encantador e inofensivo como torturador humano despertaba el sentido del humor medieval (sí, nosotros también tenemos asociaciones con la película "Monty Python y el Santo Grial"). Los monjes también daban rienda suelta a sus otras fantasías, de ahí que sea sorprendentemente frecuente ver, también en los libros religiosos, marginales de carácter erótico.
Pero esto es sólo un inciso...
La revista Science publicó en 2017 un artículo de Ann Gibbons titulado "Cabras, ratones de biblioteca, el beso de un monje. Biologists reveal the hidden history of ancient gospels" (Cabras, ratones de biblioteca, el beso de un monje. Biólogos revelan la historia oculta de los antiguos evangelios). Describe la investigación llevada a cabo por un equipo internacional de estudiosos en la biblioteca de Oxford. Allí se tomaron numerosas muestras de libros medievales, lo que permitió determinar, entre otras cosas, a partir de las pieles de qué animales fueron creados (la mencionada cabra fue una sorpresa). Gracias al ADN de las carcomas, se pudo determinar la edad exacta de los manuscritos.
Lo más interesante, sin embargo, son los resultados del ADN de los propios monjes. Los libros se leyeron muchas veces, se tocaron, los dedos salivaron al pasar las páginas... de ahí la multitud de material genético que dejaron tras de sí. Se determinó qué textos se leían más a menudo y cuáles gustaban menos. También se ha descubierto el material genético de muchos microbios que estaban allí como consecuencia de la tos o los estornudos, lo que contribuirá a nuestro conocimiento de las enfermedades de la época. Hubo algunas sorpresas agradables, como una cantidad muy significativa de ADN de una persona en una página con una ilustración de Cristo en la cruz. Esta página fue besada repetidamente por un monje holandés, según se ha establecido ahora, y los estudiosos afirman que nuevos análisis genéticos podrían revelar información como sus dolencias, el color de sus ojos o el de su pelo.
(Imagen: Science.org).